El marco no puede ser mas precioso. La fachada del castillo impresiona. Comer en la terraza viendo el estanque con los cisnes resulta una delicia y si se escoge el comedor interior, con sus tapices y luces un lujo de antaño. Pero lo mejor es su cocina, a cargo de Xavier Sagristà, una excelencia que supera el conjunto.
El menú degustación consta de diez pases debidamente maridados con vinos muy selectos. Unas tres horas de almuerzo con gustos, texturas y sabores exquisitos que empiezan con una cata de 4 aceites nacionales y cinco sales de diferentes continentes y continúan con mantecado de jamón, torta de mar y dado de sangría de sandía; ensalada líquida de verano con albahaca y aceitunas, navajas en escabeche de hinojo; briocheal vapor y planchado de ternera, y bombilla de patata, torta del Casar y pimentón de la Vera; cremoso de almendra con gambas y ajo negro; tartar de tomate y atún con pasta de pesto de menta; salmonetes con emulsión de manzana del Empordà y aceite virgen de oliva Argudell; pato de bellota con picadillo de calabaza, espinacas y albaricoques; carretilla de quesos artesanos y defermier, seleccionados por Toni Gerez; rollo de pepino con manzana verde y albahaca; y melocotón, cacao y menta. Con el café, los petits fours.
Servicio muy profesional, con Toni Gerez al frente. Tiene aparcacoches.
Goza de una estrella en la Guía Michelin y de un 9,25/10 en la Guía Gourmand.