COQUE, UNA DEGUSTACIÓN MARAVILLOSA EN UN MARCO ÚNICO, EN MADRID

Teníamos muchas ganas de conocer la cocina de Coque desde hace tiempo y hemos culminado nuestro deseo con una experiencia sin precedentes, gastronómica, visual y lúdica, difícil de olvidar.

MARIO SANDOVAL

El local es lo primero que impresiona por sus dimensiones, disposición, decoración y ambiente. La bodega y la “sacristía” únicas por su contenido y continente. Las atenciones y servicio del personal impecable y profesional, cuidando todos los detalles. Y el menú degustación una maravilla culinaria de alta cocina, equilibrado y respetando productos, sabores y texturas. A destacar el cochinillo asado al horno de leña de encina, el guiso de boletus edulis con pil pil de rocoto, piñones y angulas de Aguinaga y el parmentier acompañado de huevo poché, caviar osetra y trufa blanca.

Tres horas y media disfrutando de las exquisiteces de Mario Sandoval, que se inicia con los aperitivos en el bar, situado en el sótano, la bodega, entre tesoros como el Versus 1891, un amontillado de Barbadillo, de 15.000 euros, un Chateaux d’Yquem, de 11.000 o un Riscal de 1887, de 9.000; continua en la sacristía, rodeados de los mejores champagnes; sigue en la barra de la cocina, abierta, a la vista y culmina en la sala, sentados en la mesa.

Además de lo apuntado, en el Menú degustación que ofrece Coque, entran también, tras los aperitivos (helado de Bloody Mary, espardeña a la brasa con gamba cristal, cecina de toro bravo con pan suflado, macarrón de pimentón con torta cremosa, uva de champán Dom Perignon, trufa de boletus, castaña y sésamo negro, gamba blanca con perlas de palo cortado, soufflé cremoso de queso manchego curado) la esencia de carabinero a la parrilla con gelee de s cabeza al amontillado; gastrogenómica de semillas picantes con kimchi de verduras y brotes orgánicos; escabeche de foie al oloroso con mango encurtido y piel de picantón crujientes; pulpo de Palamós en su tinta en salsa de tikka masala con guiso de rabo de toro y trompetillas; secuencia de atún toro cocinado con su médula, ventrisca con piparras y parpatana glaseada; huevas de erizo de mar con guiso de callos a la madrileña y puré de pochas con curry verde. Y los postres, chocolate especiado con candy de ron, cítricos y frutos de otoño; y soufflé de vainilla y yuzu, frenesí de chocolate y frutos rojos.

Un recorrrido fasciante por una de las mejores cocinas del país, a cargo de Mario

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